Familia - Phallaceae | Publicado - 07/03/2020
Clathrus archeri es un hongo basidiomiceto de la familia Phallaceae, se la conoce como mano del diablo o estrella roja es de origen australiano o neozelandés, al principio está encerrado en un huevo de blanco o rosado, luego despliega de 4 a 8 brazos de color rojo que recuerdan a tentáculos, no es comestible.
Este hongo se encuentra en verano y el otoño en los bosques húmedos de planifolios. Su olor repelente la hace incomestible, aunque algunos autores digan de ella que es comestible en estado de huevo, todas para ellos, nosotros no, gracias.
Dicen que es originaria de otros continentes, lo cierto es que está colonizando amplias zonas que antes eran propicias para el hongo negro. En estado de huevo puede parecerse al Clathrus ruber o al Phallus impudicus, siendo necesaria una sección en el mismo para salir de dudas.
A primera vista parece una estrella de mar roja y maloliente o una seta alienígena. La imaginación también podría ver la mano infernal del mismísimo diablo o un pulpo que naciera invertido de la tierra. Originario de Tasmania, su llegada a España está relacionada con algunos de los episodios bélicos que jalonan la historia reciente de la humanidad.
Fue descubierto por primera vez en Europa en 1914 en el distrito francés de Saint Dié des Vosges. Se sospecha que llegó a este lugar durante la Primera Guerra Mundial por medio de las esporas fijadas a los caballos de los soldados australianos y de su forraje, o simplemente en las botas de los soldados. También se baraja la posibilidad de que se introdujera en el distrito francés de Burdeos en los hilados de Raon-l'Étape al viajar las esporas a través de las lanas llegadas del hemisferio sur.
Su extensión se habría hecho a toda Europa a partir de estos dos polos, siempre de froma puntual y aislada, al norte de Italia, Eslovaquia, Sajonia y Bélgica. En los años sesenta se constató su presencia al sur de los Pirineos y actualmente se tiene constancia de este hongo en todas las regiones de la Cornisa Cantábrica y Galicia. Actualmente se han encontrado en altas praderas de medellin colombia. se desconoce su procedencia.
En un principio se encuentra encerrado en un huevo de blanco a rosado, el carpóforo se despliega en 4 a 8 brazos de color rojo que recuerdan a tentáculos. Este carpóforo se encuentra cubierto por la gleba que recubre toda o casi toda su superficie interna. Habitualmente presentan un pseudoestípite muy reducido oculto en la volva.
Tiene un olor nauseabundo a gas o a carne en descomposición, que atrae a los insectos que transportan las esporas. No es comestible. Carpóforo que de joven se presenta en forma de huevo, este es de consistencia gelatinosa y blando, de unos 3 cm de alto por 4 o 5 de ancho, algo aplanado en la zona superior.
Al abrirse por arriba da paso a una estructura formada por varios brazos de color rojo llamativo con algunos puntos negruzcos, que pasan de estar erectos a ir cayendo hacia tierra y separándose, dando aspecto de patas de cangrejo, estos brazos suelen ser 4 o 5 y terminan en punta.
Peridio de color blanco sucio y muy gelatinoso, a veces algo rosado, que al desarrollarse los brazos se queda a modo de volva. Pie rudimentario de color blanquecino que se queda dentro del huevo al abrirse, rosado por la unión con los brazos. Carne de consistencia mucilaginosa, rosada y con un olor fétido característico, con gleba de color verde oliva, repelente.
Este hongo se encuentra en verano y el otoño en los bosques húmedos de planifolios, más raramente en bosques de coníferas, y a veces en los prados húmedos u orillas de ríos. sobre todo, en bosques de hoja caduca, la vemos frecuentemente en hayedos y robledales. Es una seta que se está extendiendo mucho en los últimos años. Es una especie originaria de Australia y Nueva Zelanda que actualmente está presente en varios países de Europa y por Estados Unidos.
Para facilitar la dispersión de las esporas ha elegido una estrategia reproductiva peculiar pero no muy frecuente en el reino de los hongos, ya que reproduce fielmente el olor de la materia orgánica en descomposición.
Su gleba verdosa despide un olor repelente, putrefacto, nauseabundo, sobre todo en la corta distancia, pero en este hedor radica su éxito para atraer a los insectos ávidos de carroña, que confunden tales perfumes con los que emiten los animales muertos. Y, para proseguir con el engaño, los insectos se sienten aún más atraídos por unos brazos que adoptan el color de la sangre, el aspecto de la carne podrida, casi hasta su propia textura.
En cualquier caso, Clathrus archeri no improvisa y, a cambio de asegurarse que los insectos que dispersan sus esporas volverán una y otra vez a hacerlo, invierte parte de su energía vital en fabricar un cuerpo fructífero con una gleba que resulta muy alimenticia por su alto contenido en azúcares.
Los insectos, en su mayoría dípteros (moscas), volarán aturdidos y ensimismados ante el fragante manjar que les dispensa, probarán la gleba, se impregnarán de su mucílago pegajoso y, en el frenesí de la batalla, dispersarán adheridos a sus patas y otras partes del cuerpo una multitud de esporas.
Conforme se desplacen de un lugar a otro, los insectos actuarán como taxis para las esporas de Clathrus archeri, desprendiéndose de ellas poco a poco y extendiendo más y más los propágulos de esta especie. Si tenemos en cuenta que cada hongo puede ser visitado por cientos de insectos, potenciales vehículos de sus esporas, no debe extrañarnos que el éxito reproductivo sea muy, pero que muy efectivo.
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