Fenómenos naturales insólitos | Publicado - Enero 2020
La aurora polar es uno de los fenómenos más bonitos que podemos observar en el cielo, es un fenómeno en forma de brillo o luminiscencia que aparece en el cielo nocturno de las zonas polares del planeta, también puede aparecer en otras partes del mundo durante breves periodos de tiempo, es conocida como aurora boreal en el hemisferio norte y como aurora austral en el hemisferio sur, su nombre proviene de Aurora que era la diosa romana del amanecer.
Los momentos más adecuados para poder verla en los cielos, comprende entre los meses de septiembre y marzo en el hemisferio norte, y entre marzo y septiembre en el hemisferio sur. Las auroras se producen cuando una eyección de masa solar choca con la magnetosfera terrestre, esta energía se va almacenando hasta el punto que no puede más, y esta energía almacenada se dispara en forma de radiaciones electromagnéticas sobre la ionosfera terrestre.
Los colores que vemos en las auroras dependen de la especie atómica o molecular que las partículas del viento solar excitan y del nivel de energía que esos átomos o moléculas alcanzan. El oxígeno es responsable de los dos colores primarios de las auroras, el verde y el amarillo y el nitrógeno, al que una colisión le puede desligar alguno de sus electrones de su capa más externa, produce una luz azulada, mientras que las moléculas de helio son muy a menudo responsables de la coloración rojo.
Una aurora se produce cuando una eyección de masa solar choca con la magnetosfera terrestre. Esta esfera que nos rodea obedece al campo magnético generado por el núcleo de la Tierra, formada por líneas invisibles que parten de los dos polos, como si fuera un imán. Cuando la masa solar choca con nuestra esfera protectora, estas radiaciones solares conocidas con el nombre de viento solar, se desplazan a lo largo de dicha esfera.
En el hemisferio que se encuentra en la etapa nocturna de la Tierra en los polos, donde están las otras líneas de campo magnético, se va almacenando la energía hasta el punto que no puede más, y la energía almacenada se dispara en forma de radiaciones electromagnéticas sobre la ionosfera terrestre, creando unos efectos visuales increíbles.
Las auroras están por encima de los 95 km respecto a la superficie terrestre ya que a esa altitud la atmósfera ya es suficientemente densa para que los choques con las partículas cargadas ocurran, con suficiente frecuencia que los átomos y moléculas están prácticamente en reposo. Por otro lado, las auroras no pueden estar más arriba de los 500-1000 km porque a esa altura la atmósfera es demasiado poco densa para que las pocas colisiones que ocurren tengan un efecto significativo en su aspecto lumínico.
Las auroras polares tienen unos colores, estructuras y formas muy diversos que cambian rápidamente. Durante una noche, la aurora puede comenzar como un arco aislado muy alargado que se va extendiendo en el horizonte, generalmente en dirección de este a oeste. Hacia la media noche el arco suele comenzar a incrementar su brillo y formar ondas o rizos a lo largo del arco, también estructuras verticales que se parecen a rayos de luz muy alargados y delgados.
En algunas ocasiones la totalidad del cielo puede llenarse de bandas, espirales, y rayos de luz que se mueven rápidamente por el horizonte. Su actividad puede durar desde unos pocos minutos hasta horas. Cuando se aproxima el alba todo el proceso parece calmarse y tan sólo algunas pequeñas zonas del cielo aparecen brillantes hasta que llega la mañana.
Este fenómeno existe también en otros planetas del Sistema Solar, los cuales tienen comportamiento similar a la Tierra como es el caso de Júpiter y Saturno, que poseen campos magnéticos más fuertes que la Tierra. En los planetas Urano y Neptuno también poseen campos magnéticos y ambos poseen amplios cinturones de radiación. Las auroras han sido observadas en ambos planetas gracias a el telescopio Hubble. Los satélites de Júpiter son una zona con gran presencia de auroras. Las auroras también han sido detectadas en Marte por la nave Mars Express, durante unas observaciones en 2004 y fueron publicadas un año más tarde. Como vemos no es un efecto único del planeta tierra ya que se han visto en más planetas, nuestros amigos los marcianos también pueden observar este efecto que para mí es uno de los más bellos que se pueden ver.
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